
Ahhh!!! El talento, esa cualidad inmaterial, con la que uno nace y que puede pulir en busca de niveles de excelencia superiores. Disponer de talento en algún campo vital es la bendición del ser humano, aquello que le posibilita alcanzar niveles superiores en su desempeño. Pero talento y ambición no van siempre de la mano, el conformismo y la falta de ética de trabajo son también cualidades inherentes a la naturaleza humana. Todos conocemos innumerables casos de estos fenómenos (en nuestro entorno e incluso en nuestro interior) y, recordando que estamos en una web de baloncesto, hoy quiero centrarme en un ejemplo de esta unión talento-falta de ambición dentro de la fauna de la NBA actual, en un tipo llamado a las más altas cotas en su desembarco en la liga y que se ha dejado llevar irremisiblemente. Hoy vamos a hablar de Tyreke Evans.
Evans llega a la liga desde el 4º puesto del draft de 2009, elegido por los Sacramento Kings. Con el típico problema de indefinición de puestos a cuestas (el clásico 1,5), Evans se convierte en el base titular de los californianos, y completa una espectacular campaña rookie. Con los Kings en el pozo de la liga, Tyreke se lleva el premio al Rookie del Año merced a una hoja estadística impresionante: 20.1 puntos, 5.3 rebotes, 5.8 asistencias y 1.5 robos de balón por noche. Números de todo terreno, que le acarrearían las clásicas comparaciones con Oscar Robertson. La excitación se desataba en la franquicia de la capital del estado, soñando con la pareja a futuro que formarían su rookie del año y la elección de 2010: el monstruoso DeMarcus Cousins, un combo temible sobre el papel. Desde aquel verano de 2010 han pasado ya 2 años…
Las dos temporadas de Evans tras su deslumbrante advenimiento han sido una gran decepción. Tras un curso 2010/2011 lastrado por los problemas físicos, en este la desgana del jugador ha erosionado aún más su reputación. Con el base rookie Isaiah Thomas en la ciudad, Tyreke pasaba a jugar al fin de escolta, posición ideal para aprovechar su potencia y su virtuosismo a la hora de penetrar a canasta. Era el momento de volver a la senda del estrellato, la que marcaba su primera temporada como profesional…
Y lo que nos hemos encontrado es una versión menor del nativo de Pennsylvania, sin ardor competitivo y dispuesto a saltar cada noche a la pista únicamente para cumplir el expediente. Eclipsado definitivamente por el talento explosivo (y sin control) de Cousins, Tyreke es ya uno más de la liga en un equipo deprimido en la cola de la clasificación del oeste, incapaz de traducir su ingente talento joven en victorias. Muy poca cosa para el “nuevo Oscar Robertson”.
Desde luego es pronto para perder la esperanza (a los casi 23 años, su carrera está comenzando aún), pero la próxima campaña parece clave para el devenir futuro de nuestro protagonista. Con los problemas de sus propietarios a cuestas (los Maloof rompieron el pacto para la construcción del nuevo pabellón, y se rumorea que debido a sus problemas económicos crecientes no piensan invertir nada en el equipo), el talento del roster de Sacramento (Evans, Cousins, Thomas, Thornton, Fredette…) debería evolucionar y tirar para arriba del record a poco que se alcance una cohesión decente. O Evans deberá hacer la maleta con rumbo aún desconocido…
- Juan Luis Barbero (@Juanlu_num7) -