Jeremy Lin costó 25 millones de dólares a los Houston Rockets. Éste sería un motivo suficiente para que la franquicia de Texas estuviera tranquila sobre el futuro de su equipo esta temporada. Sin embargo, las críticas ya empiezan a golpear al jugador de origen taiwanés.
Sí, es cierto que quienes se han encargado en desmontar el fichaje de Jeremy Lin son sus directos competidores, presentándose las voces más críticas en la vecina Dallas, donde el excéntrico Mark Cuban ha enarbolado la bandera de que “Lin va a ser un negocio ruinoso” y que se “magnificó su rendimiento por producirse en la Gran Manzana”, tal y como afirma el jugador Maverick, Dahntay Jones.
Lo cierto es que los primeros minutos de Jeremy Lin como Rocket en la pretemporada están dando la razón a quienes podían dudar de su rendimiento deportivo. Su último partido, el disputado ante San Antonio Spurs, ha significado otra paupérrima actuación. Sólo 4 puntos con un 10% en tiros de dos y un 0 de 3 en triples en 25 minutos son unos números excesivamente bajos incluso en pretemporada. Además se añade el agravante de que su equipo se tiene que basar en su juego. Mirando atrás, los anteriores dos encuentros resultaron ligeramente mejores, con el mismo pobre bagaje anotador aunque con más fluidez a la hora de repartir juego entre sus compañeros. Dudas igualmente.
Con esas actuaciones y con la presión exterior, la sombra de la duda ha comenzado a planear en la ciudad de Houston. Kevin McHale, entrenador de los Rockets, en un ejercicio doble de restar presión al jugador y ver al resto de la plantilla, le hizo descansar en el encuentro de esta madrugada ante los Dallas Mavericks que acabó con derrota 104 – 123. Doble ración de oxígeno para Lin.
Así pues, según parece tendrán que hacer un ejercicio de paciencia los aficionados de los Rockets con el taiwanés. Una plantilla en proceso de construcción, con múltiples idas y venidas y con una incógnita en el puesto de jugador franquicia, pues Lin nunca ha liderado realmente a un equipo en la NBA. No es un rol que desconozca, pues en su universidad era el referente, pero la mejor competición de baloncesto del mundo es una devoradora de bases con un excelente curriculum universitario.
Sin embargo, las dudas sobre la magna inversión en lo deportivo se disipan con su alta rentabilidad en lo económico, campo en el que Jeremy Lin sigue mostrándose como un valor seguro. Como ya fuera en su día Yao Ming, hablamos de un fenómeno en el mercado asiático, además en los Estados Unidos no para de firmar contratos publicitarios. El último con una conocida marca de vehículos, además de planear lanzar una línea de productos con la Universidad de Harvard, su alma mater. Ahora deberá transformar esas pepitas de oro publicitarias en juego. Difícil realizar ese cambio.