El partido que ha disputado el Valencia Basket contra el Banvit este martes me ha servido para descubrir una historia de espionaje, más propia de la CIA o del Mi6 de James Bond. En el equipo turco juega una joven promesa llamada Dusan Cantekin, antes conocida como Dogushan Candan Kurtoglu y mucho antes también llamado Dusan Gavrilovic. Tres identidades diferentes, tres pasaportes para un mismo jugador. Esta es su historia.
La federación turca realiza un excelente trabajo en sus categorías inferiores. Centenares de ojeadores buscan a los mejores talentos para enrolarlos en su programas de desarrollo con los que potenciar el baloncesto turco. Un trabajo a respetar y a admirar en un país que respira baloncesto. Pues bien, hace tres años captaron a dos jugadores serbios del Kragujevac para que jugaran con su equipo juvenil. Sus padres les habían bautizado como Nikola Janjusevic, pívot de 2,10 nacido en 1989 y Dusan Gavrilovic, pívot de 2,19 de 1990.
Pronto la FIBA descubrió la trampa. Nikola Janjusevic estaba jugando bajo el nombre turco de Orhan Demir y con la edad falseada para poder ayudar a las categorías inferiores, mientras Gavrilovic lo hacía con el nombre de Dogushan Candan Kurtoglu. El pastel salió a la luz y la FIBA decidió prohibir a los dos jugadores disputar partidos con Turquía.
Sin embargo, los 2,19 de Dusan Catekin o Dogushan Candan Kurtoglu eran un dulce demasiado apetitoso para no volver a intentarlo. Armados de valor y viendo que el equipo junior tenía carencia de jugadores altos le dieron al joven serbio una tercera identidad, Dusan Cantekin y, falsearon su edad, estableciendo su fecha de nacimiento en 1992, dos años después de la de Dusan Gavrilovic. Una labor de recontraespionaje.
El caso es que no es la primera vez que esto sucede, los pasaportes para hacer figuras están a la orden del día, pero los cambios de fecha y continuos traslados de nombre corresponden más a una etapa caduca de nuestro baloncesto.