Estrellas, lesiones y milagros

Las lesiones de Kobe Bryant y D. Rose han hecho perder la esperanza a muchos aficionados, pero lo increíble sucede

Guille Álvarez | 26 Nov 2013 | 11:06
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BlogdeBasket, baloncesto en estado puro
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Las lesiones son la gran lacra del deporte pero una consecuencia inevitable de los esfuerzos de personas que buscan los extremos de lo humano prácticamente a diario. En el baloncesto y en la NBA, las lesiones han privado a los aficionados de algunas estrellas pero también han mostrado el lado más positivo y sacrificado de los deportistas de élite, entregados a su profesión y a su carrera. Detrás de cada lesión hay una historia de superación personal, y las mayores leyendas de la liga también han pasado por malas experiencias. Siempre queda la esperanza. Hagamos retrospectiva para esclarecer el futuro de Kobe Bryant y Derrick Rose, que son los jugadores pata negra que permanecen lesionados en la actualidad.

Las lesiones han resultado fatales para jugadores como Yao Ming, Brandon Roy, Alonzo Mourning e incluso Grant Hill. Después de sufrir distintas aflicciones, estos jugadores perdieron su mejor momento y nunca lo recuperaron. Algunos tuvieron que claudicar pero otros muchos supieron reciclarse y encontrar un nuevo puesto sobre las canchas.

Quizás el más desafortunado fue el All-Star de los Blazers Brandon Roy. Desde que entró con 22 años en la liga no pudo completar nunca una temporada completa. Sus rodillas le obligaron a retirarse a los 26 años y pese a intentarlo de nuevo con Minnesota a los 28, la brutal realidad se impuso y le dejó en tan solo cinco encuentros en el que fue su último año sobre las canchas. Un problema degenerativo truncó su carrera. Lo suyo fue un imposible, pero siguió luchando.

El caso de Alonzo Mourning es distinto. Una grave enfermedad en el riñón le dejó fuera prácticamente la totalidad de la temporada 2000-01 aunque le permitió disputar el All-Star Game, una pequeña recompensa en su lucha. La misma aflicción no le permitió disputar ningún partido en la temporada 2002-03. El año en blanco le pasó factura y jamás volvió a ser el mismo. Su excelente inicio de carrera, promediando 20 puntos y 10 rebotes en sus cinco primeras temporadas, se fue al garete. Eso sí, siempre hay esperanza en estas historias, pudo jugar hasta los 37, con menor impacto pero disfrutando de su pasión.

Mourning superó una situación de vida y muerte y formó parte de la escuadra que ganó el primer campeonato de los Miami Heat en 2006. Un transplante de órganos le dio una segunda oportunidad y, sin ser el mismo, se recicló y fue campeón y leyenda de los Heat. Su 33 está retirado en el American Airlines Arena.

Conocemos muy bien a otro batallador nato. Grant Hill jugó hasta los 40 años. Sus números antes de sufrir una demoledora lesión en el tobillo fueron de leyenda. Tan solo LeBron James, Oscar Robertson y Larry Bird eclipsaron sus promedios tras seis temporadas en la liga. El desastre llegó cuando llegó a Orlando el año 2000. Varias lesiones en el tobillo no le dejaron disputar más de 4 encuentros en su primer año y 14 en el segundo.

Se perdió el cuarto año entero para recuperarse bien. Una intervención estuvo a punto de provocarle la muerte, al infectarse de forma severa su cuerpo, que requirió seis meses de antibióticos intravenosos para recuperarse del todo. Hill, a pesar de ello, supo encontrar un nuevo sitio en la pista. Se convirtió en un jugador más cerebral y ejerció de líder hasta el final de su carrera deportiva. No fue el mismo, pero fue alguien nuevo.

El gigante Yao Ming también sufrió. Su altura le provocaba dolores crónicos y tan solo disputó ocho temporadas. Se rompió varios huesos y el golpe de gracia lo dieron su pie y su tobillo, tras haber sufrido tres roturas en el mismo pie. Pese a todo, batalló durante ocho años y su rendimiento no dio un bajón significativo hasta el año de su adiós.

Por supuesto, las estrellas se lesionan y algunas dejan de ser las mismas; otras al contrario. En la actualidad los Lakers suspiran por ver el retorno de Kobe Bryant, que pretende volver con la misma fuerza a las pistas tras romperse el tendón de Aquiles a los 35 años. Chicago, por su parte, está en estado de shock tras la nueva y grave lesión de Derrick Rose. Esta vez, su rodilla derecha ha dicho basta y los Bulls ya lo han descartado para la temporada. ¿Hay esperanza para estos dos guerreros? Sí, y mucha.

Hasta el momento hemos repasado la carrera de jugadores de leyenda que jamás pudieron recuperar su mejor versión tras lesiones o enfermedades de gravedad, pero también hay los ejemplos que dictan lo contrario. A Derrick Rose, por ejemplo, no le iría mal mirar en casa.

Michael Jordan estuvo lesionado en 1985, se perdió casi toda la temporada al romperse el pie izquierdo. Se perdió 64 encuentros y regresó a tiempo para marcarse un partido legendario en el Garden de los Celtics, el de los 63 puntos en la derrota tras dos prórrogas contra Boston. La estrella de los Bulls podría haberse perdido toda su carrera, pero no. Y gracias por ello. Triunfó y se convirtió en el deportista más venerado de la tierra, al menos en el apartado del baloncesto.

Otro foco de esperanza, Bernard King. Con Utah, en el 1979, se perdió gran parte de la temporada por motivos de abuso de sustancias, una acusación de delito sexual y como él reconoció, “por beber demasiado y casi echar a perder mi carrera”. Era muy joven. Tras serenarse, fue él mismo el próximo año, cuando fue traspasado a los Golden State Warriors. Con 28 años, en Nueva York, promedió 32.9 puntos por partido. En el punto álgido de su carrera, se rompió los ligamentos cruzados de su rodilla derecha. ¿Os suena?

Los Knicks pensaron que jamás volvería a ser el mismo pero triunfó de nuevo con los Washington Bullets, con los que promedió más de 28 puntos por partido en 1991, con 34 años. Derrick Rose todavía tiene futuro, aunque su doble lesión indique lo contario. Que no se pierda la esperanza, igual que no la ha perdido ni Kobe ni los Lakers.

Los angelinos firmaron una extensión de contrato con el astro por dos años más, confianza máxima hacía el jugador. Kobe se retirará de púrpura y oro y está muy cerca de volver a las canchas tras romperse el tendón de Aquiles, parece que Bryant ha sobrevivido al punto débil del cuerpo divino. También tiene el ejemplo a seguir en casa.

Wilt Chamberlain se perdió la mayor parte de la temporada 1969-70 por una grave lesión de rodilla. Volvió para los playoffs y llegó a las finales de la NBA, perdió ante los Knicks. El año siguiente fue campeón con los Lakers de las 33 victorias, casi nada. Lo fue a sus 35 años, la misma edad que tiene Kobe. El Laker también puede buscar referentes en el eterno enemigo.

Larry Bird se perdió toda la temporada 1989-90 tras ser operado de ambos talones a los 32 años. A su vuelta promedió 20 puntos, 9 rebotes y 7 asistencias hasta su retirada en 1992 (3 temporadas más).

Un último rayo de esperanza para Kobe, el de Dominique Wilkins. Sufrió en 1992 una rotura en el talón de Aquiles pero volvió la siguiente temporada disputando 71 partidos y promediando 29.9 puntos y 6.8 rebotes por partido. Se retiró a los 39 años tras unos años todavía muy productivos. Hay esperanza para cualquiera, con voluntad y esfuerzo los milagros son posibles.

La NBA es el lugar ‘Where Amazing Happens’, como reza su eterna promoción de cabecera. Hay un buen motivo, es cierto. Lo increíble, creo, es que algunos todavía sean escépticos.