
Después de un All Star decepcionante, en especial el concurso de mates, el Partido de las Estrellas consiguió salvar un poco el honor del evento. La Conferencia Este derrotó por 163-155 a la Conferencia Oeste, y Kyrie Irving, base de Cleveland Cavaliers y una de las estrellas emergentes de la liga, fue coronado como MVP gracias a sus 31 puntos y 14 asistencias. Además de Irving, en los ganadores destacó Carmelo Anthony con 30 puntos y 8 de 13 en triples, mientras que en el Oeste los mejores fueron Blake Griffin con 38 puntos y 6 rebotes, y Kevin Durant con 38 tantos, 10 rebotes y 6 asistencias.
Tras una espectacular presentación de los jugadores a cargo del productor, compositor y rapero Pharrell Williams, el balón se lanzó al aire y el partido arrancó. En las primeras jugadas parecía que este año se lo iban a tomar en serio desde el principio, pero nada más lejos de la realidad. Solo fue un espejismo, y tras las primeros mates a cargo de Blake Griffin y LeBron James, la relajación llegó al parqué dando lugar al juego de playground que caracteriza a esta cita. Ya en el primer cuarto pudimos disfrutar de grandes jugadas y de un Griffin que se lucía con sus vuelos, que eran respondidos por James y por los triples de Carmelo Anthony. Al final del cuarto el Oeste mandaba 42-44.
En el segundo parcial el ritmo bajó, especialmente en los jugadores anoche dirigidos por Frank Vogel, técnico de los Indiana Pacers que como es lógico no se preocupó por la defensa de su equipo, sello indiscutible de Indiana este año. La relajación del Este fue aprovechada por el Oeste, que con una serie de aciertos de Lillard, Durant y Griffin abrió una brecha en el marcador. De camino a los vestuarios el Oeste vencía por 76-89, 165 puntos entre ambos, lo que suponía una nueva marca anotadora conjunta al descanso en la historia de los All Stars Game.
Tras la pausa, en la que la NBA ofreció de nuevo otro magnífico espectáculo musical, la tónica continuó siendo la misma. El Este fuera del partido y el Oeste abriendo un hueco aún mayor gracias a su acierto en el triple, especialmente de Kevin Love que anotó dos consecutivos. La diferencia rozaba los 20 puntos y el riesgo de un partido roto y decidido se palpaba en el ambiente. Pero fue entonces cuando las decisiones de Scoot Brooks y la irrupción de Kyrie Irving en el encuentro, provocaron un cambio de escenario. Por un lado el técnico de los Thunder y anoche del Oeste, decidió poner en pista a tres hombres altos (Love, Aldridge y Howard), a los que el frenético ritmo de juego les pasó por encima. Por el otro, un Irving que se enchufó y comenzó a anotar canastas de todos los colores para acercar a los suyos. Un parcial de 18-3 en el tramo final de cuarto dejó el marcador en un apretado 123-126 favorable al Oeste.
En el último periodo la cosa no cambió. El Este seguía lanzado de la mano de Kyrie Irving, al que se le sumó la sorprendente conexión entre LeBron James y Joakim Noah (dos jugadores que no se llevan nada bien) y el Oeste conseguía mantenerse por delante gracias a Durant y Blake Griffin. No había mejor escenario posible. Final igualado y el MVP por decidir con dos contendientes por cada bando (Irving y Carmelo en el Este, y Griffin y Durant en el Oeste).
Y fue en este decisivo tramo cuando Irving, lejos de arrugarse, se hizo aún más enorme. Anotando canastas imposibles y repartiendo juego a sus compañeros, el de los Cavs certificó el triunfo del Este y su MVP.