Dwight Howard se vuelve a colar entre los mejores pívots de la competición. Será porque es un gran jugador pese a la última mala temporada competida con los Lakers. El de Georgia mantiene su físico a un altísimo nivel pese a sus problemas en el hombro y en la espalda. Howard ha sido la principal baza defensiva de los Rockets en una temporada en la que se ha vuelto a quedar corto de partidos por su eliminación en primera ronda de playoffs.
La temporada regular de Howard no ha sido para tirar cohetes. Su estado de salud no era el óptimo y se ha notado a lo largo del año. El físico, por suerte, le sigue acompañando, y tira de él para seguir en la élite de los mejores cincos de la competición. Howard mantiene su juego interior a base de fuerza e intenta, desde que llegó en verano con la ayuda de Olajuwon, mejorar sus movimientos en el poste.
Sus números se vuelven a basar en la superioridad física del jugador. Poco a poco va decayendo, por lo que tendrá que emplear otros recursos, pero Howard ha sido capaz de anotar más de 18 puntos por noche y capturar más de 12 rebotes por encuentro con un acierto de casi el 60%. Una barbaridad a la que prácticamente nos tiene acostumbrados por la cantidad de canastas fáciles que suma. En el aspecto taponador no ha sido su mejor temporada pese a los 1,8 colcoados en cada encuentro. Además, el tiro libre sigue siendo su asignatura pendiente pese a que cada vez sus errores sean menos frecuentes. Sus porcentajes desde la línea de personal no llegan al 55%.
Howard es el pilar defensivo sobre el que se sostienen los Rockets. Su llegada les ha dado un pequeño gran salto de calidad, pero todavía necesitan ajustar todas sus piezas para ser un serio candidato. Mientras, Dwight sigue haciendo números y gala de sus capacidades como pívot.