El fin de una era ha llegado

En South Beach confían y rezan para que la era post-BigThree no sea demasiado dura tras la salida del Rey, LeBron James a Cleveland Cavaliers.

Hugo Jiménez | 20 Jul 2014 | 11:12
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BlogdeBasket, baloncesto en estado puro
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Nadie esperaba aquel año que lo que parecía un imposible al final se produjera. Miami era una franquicia pequeña, con una historia corta pero muy intensa (11 títulos de división desde el 1997 hasta ahora), acostumbrada a vivir alegrías y decepciones de modo frecuente. El corazón heat estaba hecho a sufrir. No fue hasta la temporada 1996-97 hasta que el equipo de South Beach no llegó a unas Finales, 8 años después de su creación y hasta la temporada 2006, ya con Dwyane Wade en plantilla junto con el monstruo de la pintura Shaquille O´Neal cuando consiguió su primer anillo tras derrotar a Dallas Mavericks por 4-2.

A partir de ahí, un par de temporadas de cambio y reflexión hasta que llegó el `boom´. Las lenguas entendidas rumoreaban que LeBron James, agente libre ese verano tenía intención de salir de Cleveland y las máquinas de los despachos de toda la NBA se pusieron a funcionar a toda prisa. El `23´cavalier había tenido el impacto que se esperaba al llegar a la Liga. Una vez consiguió un número 1 del Draft esperado en 2003 comenzó a dar beneficios, tanto deportivos como económicos. Nada más llegar a la Liga, el de Akron ya tenía firmado un contrato mareante por Nike de 90 millones. El espectador tenía mínimas dudas de lo que LeBron iba a significar y lo demostró de inmediato.

Así, en el verano de 2010, inmerso como uno más en el mercado de agentes libres, los equipos comenzaron a pegarse por incorporar a ´King James´a sus filas. Bulls, Knicks, Cavs y Heat parecían los más activos pero fueron finalmente los de Florida los que se llevaron el gato al agua.

Miami se plantó en la post-temporada con casi 45 millones de dólares para poder fichar y bien que lo aprovechó. Primero dio el bombazo, programa especial de una hora en la ESPN incluido, haciéndose con James por 6 años y 110 millones. Además, al día siguiente de hacerse con el Rey, los Heat pegaron un golpe sobre la mesa doble que dinamitó toda la Liga. Por un lado renovaron a su jugador franquicia. Wade decidió ser una de las patas del Big Three sin dudarlo, a pesar de tener que rebajar su importancia dentro de la cancha y firmó por otros 6 años a razón de 107 millones. Pero además, desde Toronto hizo las maletas otro All Star, Chris Bosh, con el mismo contrato máximo que James.

El Big Three estaba conformado y el pavor se apoderaba del resto de franquicias NBA, que esperaban un dominio arrollador del Heat, como así fue. El éxito y las dudas no se hicieron esperar. Primer año, primeras Finales, pero primera derrota. Los Mavericks de Nowitzki, con aires de revancha por la temporada 2006 donde cayeron 4-2 contra Wade, O´Neal y compañía, derrotaron contra pronóstico al Big Three y las dudas cayeron sobre el equipo. No parecían tener la fluidez necesaria como para arrasar sin miramientos. Tras este golpe inicial, el bloque se sobrepuso y cambió la dinámica. Así, dos años seguidos se coronaron campeones de la NBA, no sin problemas, no sin millones de miradas analizándolos. El primero de estos dos anillos vino con un James estelar derrotando a Oklahoma City Thunder por 4-1 y el segundo frente a los Spurs de Tim Duncan tras tenerlo totalmente perdido con 3-2 en contra la serie y perdiendo de 13 puntos a falta de 10 minutos en el sexto.

La temporada que acaba de finalizar era la previa a la salida al mercado de agentes libres de los puntales Heat y el hecho de perder la Final frente a San Antonio daba más opciones de que el Big Three se disolviera como así ha sido. Ningún fan de Miami quería creer que el equipo que cuatro años seguidos le había hecho disfrutar cada minuto no volviera a pisar junto el American Airlines Arena. Siempre te queda la esperanza, sin embargo, los malos presagios se han cumplido con la salida de James, que regresa a su casa donde ya no le simpatizaban. A pesar de las renovaciones de Bosh y Wade nada volverá a ser lo mismo sin el Rey.

La época de depresión ha comenzado en South Beach y sólo queda esperar que sea lo menos dura posible sin el `6´.