El baloncesto español tiene varias citas marcadas a fuego en su historia. De entre todas, sólo una coronó al equipo español como el mejor del mundo. El Mundial de 2006 disputado el verano de 2006 en Japón coronó a la mejor generación de nuestro baloncesto con un oro. Un equipo que abrió a España la opción de que el baloncesto copara portadas.
Rondando el mediodía en España, cayendo la tarde en Japón, la Selección española de baloncesto se coronaba como el mejor equipo del mundo tras apalizar a Grecia en la Final. Atrás quedó el sufrimiento del triple de Andrés Nocioni que a punto estuvo de hacerles luchar por un bronce ante Estados Unidos. Sin Pau Gasol, lesionado en el duelo ante los argentinos, España funcionó como un bloque y como un equipo casi perfecto. Fue el primer oro del baloncesto masculino español en categoría senior.
El equipo español coronó en aquella cita a la mejor generación de nuestro baloncesto. Buena parte del grueso de aquella plantilla lo formaban jugadores de la generación del 80, los campeones del mundo y de Europa como júniors. Pau Gasol, Juan Carlos Navarro, José Calderón, Felipe Reyes, Berni Rodríguez o Carlos Cabezas formaban aquel equipo, sumados a representantes de generaciones anteriores como Jorge Garbajosa, Álex Mumbrú y Carlos Jiménez y otros de las posteriores, como Marc Gasol, Rudy Fernández o Sergio Rodríguez, todo gestionado con mano firme por un infravalorado Pepu Hernández.
Tras aquello llegaron las platas olímpicas de Pekín y Londres tensando la cuerda ante los equipos de Estados Unidos más potentes desde 1996 (posiblemente, el cénit real de nuestro baloncesto, pese a no acabar en oro). También dos oros europeos en Polonia y Lituania. Pero aquel mes de septiembre de 2006, toda España giró su cabeza hacia Japón, donde nuestra Selección se impuso a la historia y se proclamó campeona del Mundo de baloncesto.