Donovan Mitchell confesó tras la agónica victoria de los Estados Unidos ante Turquía que Ricky Rubio, su ex compañero en Utah, le envió un mensaje que decía “Bienvenido a FIBA”. Esa tarde los americanos sufrieron más de la cuenta ante un equipo turco sin tanto talento, pero fue un aviso clarísimo de lo que venía: este Team USA no era invencible.
Una semana después, vimos hoy como Francia los dejó afuera del Mundial jugando un básquet FIBA tan claro como superior. Por si alguien no lo sabe, las diferencias tácticas, metodológicas e incluso de reglas entre la NBA y el resto del mundo son mucho mayores de lo que parecen y un equipo con el oficio de los franceses se lo hizo sentir.
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Gregg Popovich conformó una plantilla de las más débiles de la historia del Team USA desde que hay profesionales. Ninguno de los 15 o 20 mejores jugadores de la NBA quiso ir a jugar con los estadounidenses entre bajas conocidas como la de LeBron James, lesiones como las de Durant o Thompson e incluso ocurrieron bajas insólitas como Eric Gordon CJ McCollum y JJ Redick. Los mejores jugadores NBA del torneo jugaban para Grecia o Serbia.
A eso se sumó un nulo entendimiento absoluto del staff de lujo que tenía el equipo de comprender como jugar estos partidos. Los ala-pívots abiertos no suman como en la NBA, hace falta defender duro y mover el balón para ganar. No solo no lo hicieron, sino que ni siquiera mostraron el dominio físico y atlético que solían mostrar los equipos estadounidenses aún sin las figuras.
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No corrieron la cancha, no fueron agresivos, no tomaron buenos tiros y permitieron muchos puntos en defensa, sobre todo por un juego interior de tan poca jerarquía como aportación, amén de los flashes de Myles Turner y de un perímetro que tenía buenos defensores pero que nunca apretó y logró robar balones, especialmente con Marcus Smart y Jaylen Brown como “especialistas” de la materia.
Por último, si hay algo que distingue al jugador estadounidense promedio es la capacidad de anotar y generarse sus tiros. Sin embargo, jugadores como Brook Lopez, Derrick White, los mencionados Smart y Brown o Mason Plumlee no encajaban con esa descripción y el abuso del 1v1 no fue suficiente.
A Popovich le queda una enseñanza clave de cara a los Juegos Olímpicos del año que viene: si no lleva jugadores de jerarquía, que al menos se adapten al básquet que vayan a jugar. Porque esto es FIBA y si te desconcentras, pierdes.