La cabra tira al monte y la agilidad de Russell Westbrook para que su baloncesto prime sobre las aspiraciones del colectivo es infinita. Hay jugadores en la NBA que surgen para crear un legado vencedor en alguna franquicia, mientras que otros pueden ser considerados auténticos maestros de este deporte, pero no están destinados a cosechar éxitos grupales. Es lo que parece ocurrir con el caso de Russ que nunca se ha sentido del todo cómodo cuando ha estado en un proyecto ganador. Luchaba por obtener más protagonismo en los míticos OKC de Durant y Harden, ofreciendo unas prestaciones menores, y no encontró su lugar en Houston Rockets.
Ávido de protagonismo individual y el retorno a esos números que asombraron al mundo entero, llegando a promediar triple-doble en una temporada, algo impensable hace años, el californiano ha encontrado lo que buscaba en Washington Wizards. Un equipo sin especiales aspiraciones competitivas, con jugadores competentes y sin problemas en plegarse a su voluntad y sin la necesidad de ceder soberanía en el juego a nadie. Yo, mi, me, conmigo. Así conjugó su baloncesto Westbrook en el debut ante Philadelphia 76ers (21 puntos, 11 rebotes y 15 asistencias), dando una clara señal de por dónde van a ir los tiros esta temporada. Después de tres temporadas promediando triple-doble y la versión gris ofrecida en Rockets, el eléctrico base respira tranquilo al verse en su hábitat natural.
Con 32 años, Russ sigue mostrando unas aptitudes físicas impresionantes y tiene talento más que de sobra para continuar inscribiendo su nombre en los anales de la historia del baloncesto, pero siempre en el apartado individual. Resulta ya una quimera pensar que pueda acompañar esas hazañas individuales con un anillo, por lo que la mejor manera que tiene de quemar sus últimos cartuchos de gloria son disfrutando de lo que más le gusta: ser protagonista. Russell Westbrook tiene por delante una temporada ilusionante y en la que poder reanimar a Washington Wizards, pero por encima de todo, para reencontrarse con su esencia como jugador.