
No vamos a negar que Stephen Curry fue muy importante en la clasificación de Golden State Warriors para semifinales de la Conferencia Oeste tras meterle 50 puntos a Sacramento Kings en el séptimo partido. Sin embargo, el hombre que rompió el duelo, que mató a los Kings, fue un otra vez imperial Kevon Looney.
Y es que la primera parte fue muy igualada y parecía que la dinámica del duelo iba hacia lo que querían los Kings en un partido que se estaba pareciendo mucho al sexto, con un Curry enchufado, pero con unos Warriors que no lograban imponer su ritmo. Se llegaba al descanso 2 arriba para los de Sacramento con un muy buen Domantas Sabonis.
Todo eso se acabó durante el segundo cuarto. Los Warriors siguieron igual de obtusos en defensa, fallando triples, fallando tiros libres, y emergió la figura de Kevon Looney. Comenzó a capturar rebotes en ataques como un animal y desesperó a los Kings. Los machacó. Los de la Bahía, sin un acierto bestial (acabaron con un 32% en triples y un 43% en tiros de campo, destrozaron a su rival en el rebote en ese cuarto y eso coincidió con un colapso de los Kings en ataque. Se desesperaron también con Looney liderando la defensa atrás.
Los bestiales números
Así, el pívot de los Warriors acabó el duelo con 11 puntos, 21 rebotes (10 en ataque) y 4 asistencias. Curry puso la magia, sí, pero Looney puso todo el trabajo sucio que es tan necesario para ganar.