Byron Scott ha desestimado la premisa que sugería que los malos resultados de su equipo se deben a problemas de química en el vestuario. En su lugar, el entrenador de los Lakers ha admitido que uno de los grandes problemas reside en la poca confianza existente entre los jugadores.
"Nuestros muchachos se llevan bien. Simplemente no confían en sus compañeros, algo muy difícil de tratar cuando se es un equipo tan joven. Los chicos mantienen la posesión y no confían en pasar el balón a otro jugador. Tenemos que llegar a punto en el que la pelota se mueva sola y encuentre a los jugadores que están desmarcados."
Actualmente, los Lakers copan el pozo de la Conferencia Oeste, mientras se sitúan en las últimas posiciones de la liga en ratio defensivo y ofensivo. La mala dinámica de resultados es un problema especialmente grave para la motivación y la confianza de los jóvenes jugadores, numerosos en la plantilla angelina.
Lo peor de todo es que la situación no presenta el más mínimo atisbo de cambiar, por lo que amenaza con convertirse en el pez que se muerde la cola. Más derrotas, menos confianza, menos confianza, más derrotas.
Jugadores como Kobe Bryant, Nick Young, Lou Williams o Marcelinho Huertas, con un mayor grado de veteranía, deberían ser los encargados de tirar del carro en momentos tan delicados.