
Después de firmar su primera aparición en Playoffs desde la salida de Chris Paul en 2011, los New Orleans Pelicans afrontaban la nueva temporada 2015-16 con una gran carga de optimismo.
La franquicia había cerrado el curso con un total de 45 victorias a pesar de una serie interminable de lesiones, dejando en la cuneta a unos Thunder en una situación similar en cuanto a problemas físicos. Con la explosión definitiva de Anthony Davis y la llegada al banquillo de Alvin Gentry, componente del cuerpo técnico de unos Golden State Warriors que conquistaron el campeonato cuatro décadas después, las expectativas estaban muy altos.
Sin embargo, los Pelicans han vuelto a sufrir una oleada de lesiones que ha desencadenado en un preocupante desempeño defensivo que sitúa al equipo en el pozo de la Conferencia Oeste. Los problemas son múltiples, pero Anthony Davis sugiere que el mayor de ellos gira en torno a la falta de cohesión y solidaridad entre los componentes de la plantilla.
"Tenemos que jugar como un equipo, más unido, intenso y duro. Estamos tratando de encontrar una manera de conseguir buenos resultados. Tenemos que estar más unidos como equipo y creer en el compañero. Tenemos que dejar a un lado el baloncesto egoísta que estamos practicando."
Por su parte, Davis parece estar cumpliendo con los objetivos. Sus promedios alcanzan los 23.5 puntos y 10.7 rebotes por partido, mientras ocupa la segunda posición entre los máximos taponadores de la competición (2.8) y la undécima en el ránking de eficiencia (25.5). Además, los Pelicans reciben una media de nueve puntos menos por cada 100 posesiones cuando Davis está en la cancha.
Con Tyreke Evans de regreso tras recuperarse de la cirugía de rodilla a la que fue sometido en la temporada baja y con Jrue Holiday cada vez más cerca de abandonar la restricción de minutos a la que ha sido sometido, en New Orleans empezarán, aún más si cabe, a exigir resultados.