
Kevin Garnett renunció a la cláusula de no traspaso que había en su contrato para volver a unirse a los Minnesota Timberwolves en febrero de 2015, con el objetivo de terminar su carrera dónde la empezó y formar parte de la cúpula directiva del equipo y parte de su accionariado, para convertirse en parte del futuro de una franquicia con un futuro muy prometedor. Sin embargo parece que sus aspiraciones no se convertirán en realidad, al menos en la franquicia de Mineápolis.
El ex jugador de 42 años ha desvelado que el propietario mayoritario de los Wolves, Glen Taylor, tenía unos planes para el equipo muy distintos a los que habían estado diseñando el difunto Flip Saunders y él mismo, y que cuando murió el ex entrenador y general manager del equipo en octubre de 2015 antes de comenzar la temporada, el dueño de la franquicia dio un giro en el rumbo que habían planeado y truncó sus aspiraciones.
"Cuando Taylor compró el equipo, lo hizo por 90 millones de dólares. Cuando me fui traspasado a los Celtics, costaba 400, así que supongo que cumplí mi propósito, pero ahora me ha demostrado cómo es realmente. No hay problema, no hay malos sentimientos contra los Wolves. Trataré de desarrollar mi proyecto en otro lugar".
Su mejor carta para entrar en el club de propietarios era la estrecha relación que mantenía con el entrenador Saunders, quien murió antes de comenzar la temporada 2015-16 como consecuencia de un cáncer.
"Parecía que era perfecto. Nuestro plan tenía que funcionar. Pero cuando Flip nos dejó, Taylor demostró que tenía un plan muy distinto para su organización".
Garnett jugó 14 temporadas para los Timberwolves y los números reflejan que sigue siendo el mejor jugador de la historia del equipo, al que lideró hasta unas Finales de Conferencia y con el que se proclamó MVP de la temporada. Nadie ha vuelto a lograrlo desde entonces.