Dwight Howard fue el mejor pívot de la NBA hasta que salió traspasado de los Orlando Magic, después de haber conquistado tres premios al Defensor del Año y con una cifra mareante de rebotes atrapados por partido, tapones y robos, manteniéndose con números muy dignos en ataque. Durante esos años fueron todo sonrisas, pero no imaginaba lo que le esperaría después, primero jugando para Los Angeles Lakers y después en los Houston Rockets.
Ahora ha reconocido que durante el año 2015, cuando las lesiones solo le dejaron jugar 41 partidos de temporada regular, estuvo pensando seriamente en poner punto y final a su carrera, La idea de retirarse fue asociada a la de que "la alegría que tenía había sido absorbida" e incluso necesitó ayuda de un predicador, llegando a entender que había cometido algunos errores en sus anteriores equipos, tal y como ha reconocido a Sports Illustrated.
Ahora en Charlotte Hornets, con dos años de contrato por delante, espera al menos recuperar parte de la alegría y estabilidad que perdió entonces.