Todo parecía encajar a la perfección en los planes de Philadelphia 76ers, capaces de dar continuidad a su pléyade de estrellas y sumar un perro de presa curtido en mil batallas, como es PJ Tucker. Sin embargo, las cosas no siempre salen como se imaginan y el primer encuentro, ante su bestia negra, Boston Celtics, destapa de forma apabullante los defectos de un equipo en el que un potencial conflicto con Matisse Thybulle podría desencadenar una gran crisis.
Y es que por mucho que se haya reforzado el equipo con gente de intendencia, como Danuel House o el mencionado Tucker, se echan en falta consumados tiradores que puedan abrir la cancha con eficacia. Harden sigue amasando mucho balón y siendo una merma defensiva, comiendo protagonismo a un Maxey que parece ser la gran luz de este equipo. Tobias Harris no termina de encontrar su lugar, la defensa rival puede cortocircuitar el juego de los Sixers colapsando la zona y el rendimiento atrás es bajo.
Doc Rivers tiene mucho trabajo por hacer
Los de Philadelphia no son un equipo con vocación aguerrida en defensa y para dar su mejor rendimiento necesitan que las cosas funcionen en ataque. Esto se agudiza cuando su gran referente en esta lid, Matisse Thybulle, se encuentra inmerso en una crisis con la gerencia al ver que no le han renovado al alza, como esperaba, convirtiéndose en Agente Libre Restringido. No es descartable su salida del equipo, pero lo primordial es que se le recupere moralmente para la causa porque es un puntal básico.