El reinado de Kevin Durant como MVP de la pasada temporada ha llegado a su fin. El alero de los Thunder no ha podido defender su corona como todos esperábamos debido a una interminable lesión en su pie que no acaba de curarse, lo que ha empezado a ser incómodamente preocupante. El duopolio previsto de LeBron y Durant turnándose para ganar el premio al jugador mejor valorado de la temporada se ha esfumado y al ya cuatro veces ganador de este galardón y al de la temporada pasada les han salido varios dignos competidores jóvenes, ambiciosos y con mucha carrera por delante.
Si tuviéramos que escoger a tres candidatos para ganar el MVP esta temporada designaríamos a Russell Westbrook, Stephen Curry y a James Harden. ¿Es casualidad que dos de los tres fueron campeones del Mundial de la FIBA de España el pasado verano? Westbrook ta,bién estaba en la lista de Mike Krzyzewsky pero se perdió el campeonato. Ninguno de los tres parece haber llegado sin gasolina al final del calendario, aunque este último de ellos no jugará Playoffs.
Los tres tienen poderosos argumentos a favor para ganar el MVP; Harden ha llevado a los Rockets al segundo puesto del Oeste con festivales anotadores y actuaciones para el recuerdo, Stephen Curry ha batido su propio record de triples y ha liderado a los mejores Warriors de la historia y por último Russell Westbrook es el máximo anotador y su candidatura va respaldada por sus excelsos números.
Es difícil quedarse con uno o descartar a otro, pero vaticinamos que Westbrook no lo ganará porque a pesar de todo lo que ha hecho, Oklahoma City Thunder perdió al final la última plaza de la clasificación que clasifica para Playoffs, por la que llevan luchando toda la temporada. A la hora de entregar el MVP se valora más si el jugador ayudó a conseguir los objetivos de su equipo que si terminó el año siendo el jugador con mejores estadísticas.
A pesar de que LeBron James ha firmado una temporada espléndida (25,3 puntos, 6 rebotes y 7,4 asistencias en 36,1 minutos por partido) este no ha dejado de ser su año menos anotador desde su temporada de novato, lo mismo que en cuanto a los rebotes atrapados y se ha perdido 13 partidos convirtiendo a la 2014-15 en la segunda temporada en la que menos partidos ha jugado -sólo por detrás de la 2011-12, cuando ocurrió el cierre patronal que acortó la temporada- además de que ha sido el año en el que ha jugado menos minutos por partido de toda su carrera. LeBron está en decadencia.