Se cumplen diez años de 'Malice at the Palace' entre Pistons y Pacers

Ya ha pasado una década de la trifulca con más consecuencias que se recuerda en la mejor liga de baloncesto del mundo, ocurría un 19 de noviembre de 2004. 

Anónimo | 19 Nov 2014 | 10:03
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BlogdeBasket, baloncesto en estado puro
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Se cumplen diez años de la polémica pelea entre Detroit Pistons e Indiana Pacers. Una década de una de las trifulcas que más ha dado la vuelta al mundo y a la que la Asociación Estadounidense de Prensa tildó de ser "la pelea más infame de la historia de la NBA". The Malice at the Palace, como así se conoce, llegó a enfrentar a jugadores y público dejando una sanciones sin precedentes en la liga. Nueve jugadores suspendidos para un total de 146 partidos y 11 millones de dólares de sanción.

Muchos equipos buscan que su ciudad y afición se sientan identificada con ellos. Detroit, declarada como la ciudad más peligrosa de EE.UU., lo ha logrado en varias ocasiones, destacando finales de los '80 con los Bad Boys o la trágica noche frente a los Pacers, donde los aficionados jugaron un papel crucial en el desarrollo de los hechos.

A falta de 45.9 segundos y con 97-82 en el electrónico a favor de Indiana, el pívot local Ben Wallace recibió una fea falta cuando entraba a canasta por parte de Ron Artest (más tarde Metta World Peace y ahora en trámites de convertirse en The Pandas' Friend), quien ya le había avisado con anterioridad que le iba a golpear. El jugador de los Pistons se dio la vuelta y respondió con un fuerte empujón que casi acaba con Artest por los suelos; vaya dos para un encontronazo así.

La trifulca se desarrolló como suele ocurrir en la NBA, cruces de palabras y algún que otro empujón pero que entre árbitros, compañeros y entrenadores no llegó a más. Ron Artest se tumbó sobre la mesa de los comentaristas para tratar de calmarse, siguiendo así los consejos que había recibido para controlar su furia. Fue entonces cuando la afición de Detroit jugó su papel y la tangana se convirtió en una batalla campal.

John Green, aficionado de los Pistons, lanzó un vaso de plástico a Artest, quien se levantó como un resorte y puso la directa hacia las gradas del Palace en busca del culpable. Entre la confusión, el jugador de los Pistons agarró a otro aficionado local, Michael Ryan. Entonces, tanto aficionados como periodistas que se encontraban en las mesas de la prensa trataron de frenar el envite al actual Metta World Peace. Entre ellos estaba el comentarista Mark Boyle, que al intentar contener al 91 de los Pacers, sufrió varios golpes y pisotones que le acarrearon cinco vértebras fracturadas y una brecha en la cabeza. Ahí fue cuando otro jugador de Indiana, Stephen Jackson, se sumó a la fiesta. Lejos de separar a Artest y los aficionados, este entró al trapo golpeando a otro aficionado local. El caos se había apoderado de las gradas.

Finalmente, compañeros y trabajadores del estadio lograron sacar a los dos jugadores de entre el público para devolverlos al parquet. Mientras estaban siendo retirados de la pista, todavía tuvieron tiempo Artest y Jermaine O'Neal para enfrentarse a otros dos aficionados, Alvin "AJ" Shackleford y Charlie Haddad. A este último, J.O. le fracturó la mandíbula con un fuerte derechazo. La seguridad y cuerpo técnico de los Pacers consiguieron controlar a los jugadores más problemáticos y, bajo los insultos y abucheos sumados a una lluvia de refrescos, patatas y más objetos allí presentes (incluso una escoba voló desde la grada del Palace), lograron meter al equipo en vestuarios.

Las consecuencias

La opinión pública no tardó en condenar el acto y la NBA repartió sanciones ejemplares contra todos los jugadores y aficionados involucrados. Ron Artest, quien comenzó la reyerta, recibió la suspensión más larga de la historia de la liga por un incidente en la pista: 86 partidos de sanción (73 de regular season y 13 de play offs) y además tuvo que abonar 5 millones de dólares descontados de su sueldo. El otro jugador que saltó a la grada, Stephen Jackson, se perdió 30 encuentros y tuvo que pagar 1'7 millones, mientras que Jermaine O'Neal fue sancionado por 15 encuentros (25 originalmente antes de la apelación) y 4'1 M$ por su puñetazo a Haddad. Todos ellos tuvieron que cumplir también numerosas horas de trabajo comunitario.

Ben Wallace, Anthony Johnson, Reggie Miller, Chauncey Billups, Derrick Coleman y Elden Campbell también recibieron castigo con algún partido de suspensión y una sanción económica, pero nada comparado con el 'Big Three' de la noche del 19 de noviembre.

Los aficionados también fueron juzgados por asalto y agresión. Green, quien lanzó el vaso repleto de refresco a Artest, fue condenado a 30 días de prisión y dos años de libertad condicional; además los Pistons le prohibieron la entrada de por vida a sus partidos, al igual que todos los demás que se vieron directamente involucrados en la pelea.

Los protagonistas una década después

Ron Artest tuvo que cumplir también un año de terapia gracias al cual logró controlar su temperamento. Su buena relación con los psicólogos le llevó a adoptar el nombre de Metta World Peace en su etapa con Los Angeles Lakers. Precisamente, el anillo que logró con la franquicia angelina se lo dedicó a su psicólogo y además decidió subastarlo logrando más de 100.000 dólares por una joya diseñada por Tiffany's con oro de 15 quilates y 15 diamantes tasado en unos 15.000 dólares. El dinero logrado lo destinó a una asociación benéfica para que financiase la contratación de al menos un psiquiatra en todo instituto estadounidense.

Jermaine O’Neal, tras regresar de su sanción, se encontró con varios problemas de lesiones que no le permitieron volver a jugar con regularidad hasta 2008, año en el que sus prestaciones ya no eran las mismas que en 2004. Por su parte, Stephen Jackson volvió bien de su castigo aumentando sus promedios. Tras su paso por Indiana migró a otros equipos como Warriors, Bobcats, Bucks y Spurs.

Indiana Pacers esperaba realizar una temporada exitosa, más aún que la anterior, terminada con un récord de 61-21, pero tras la fatídica noche de Detroit y las sanciones, sus números se redujeron bastante. Todavía así, lograron clasificarse para los play offs, donde el destino o la venganza poética y no tan poética quiso que los Pistons les apeasen en la segunda ronda.

*Escrito por Ernesto González, redactor de Fútbol Primera.