El divorcio entre Lonzo Ball y la marca que fundó su padre, “Big Baller Brand”, está más presente que nunca. El base decidió taparse el tatuaje que tenía en su brazo con el logo de BBB y su alejamiento ya es un hecho.
Ball descubrió un fraude que involucraba al cofundador del emprendimiento, Alan Foster, en el cual el socio de su padre malversó fondos del jugador por 1,5 millones de dólares. Ante la noticia y los antecedentes de Foster, quién ya fue condenado por blanqueo de capitales y demás actividades ilícitas, Ball tomó la decisión de marcharse de BBB.
Con Nike en el horizonte cercano de Lonzo, el futuro de BBB pende más que nunca de un hilo. Con LaVar sin el impacto mediático de hace dos años, la salida de su mejor jugador (e hijo del propietario), con un socio acusado de fraude y sin grandes fichajes en la cartera de la marca, el emprendimiento de una marca alternativa a las potencias puede estar llegando a su fin.