Las claves de la salida de James Harden de Nike con Kevin Durant como posible culpable

Si ayer mismo confirmábamos el acuerdo de James Harden con Adidas, hoy vamos a enfocar ese acuerdo desde un aspecto diferente: el económico. Vamos a analizar brevemente el por qué de los movimientos realizados tanto por Nike como por Adidas en lo referente a la figura de "La Barba".

Actualmente el mercado NBA en Estados Unidos es casi un monopolio por parte de Nike, que cuenta con el mayor número de jugadores en su catálogo (alrededor del 70%) y con el mayor volumen de ingresos y ventas de todo el mercado, contando siempre con el acuerdo entre la marca y Jordan Brand. La empresa estadounidense reune, además, a los tres jugadores con mayor cuota de mercado en los Estados Unidos: LeBron James, Kobe Bryant y Kevin Durant, siendo el tercero un factor clave en la negociación con James Harden.

A principios de la pasada campaña Kevin Durant recibía una potente oferta por parte de Under Armour que cumplía todos los aspectos marcados por el jugador de los Thunder para firmar con una marca. Nike, en un movimiento más que ágil, decidía renovar al MVP de la temporada 2013/2014 por alrededor de 325 millones de dólares, o lo que es lo mismo, 125 millones más que el acuerdo Harden-Adidas.

¿Y cómo Durant firma por 325 y a Harden no lo igualan por 200? Sencillo, volumen de ventas e ingresos generados. Kevin Durant, con un modelo de zapatillas extravagante como las KD VII consiguió generar 195 millones de dólares de beneficio para la marca, es decir, rentabilizó en un sólo año un 60% del contrato que había firmado, quedando sólo por detrás de LeBron James y sus 340 millones de dólares de beneficio.

Nike supo reaccionar y en estos instantes, con el nuevo modelo KD VIII, espera superar ese nivel de beneficios. El encontronazo con Harden surge al haber asumido un gran desembolso por un jugador con un modelo de zapatillas similar, zapatillas bajas, y con un nivel de carisma superior al de la estrella de los Rockets, por lo que asumir un desembolso de 200 millones de dólares por un jugador con un perfil tipo de zapatillas similar al del propio Durant o Kobe Bryant y que aún no tenían un margen de beneficios alto no entraba de ninguna manera en los planes de Nike, que sólo con James, Durant y Bryant generó 640 millones de dólares.

Es aquí donde surge la figura de una Adidas debilitada, que dejará de ser la marca oficial de las camisetas NBA y que se ha visto relegada al tercer puesto en Estados Unidos por detrás de Stephen Curry y Under Armour.

La marca alemana, que está llevando a cabo una remodelación en sus objetivos y catálogos en todos los deportes, veía como la caída de Derrick Rose sumada al poco rendimiento de imagen de jugadores como John Wall, Damian Lillard o Dwight Howard le estaba alejando más y más de Nike. La posibilidad de firmar a James Harden, estrella en auge y muy valorada dentro de la propia NBA, era la maniobra perfecta de Adidas para relanzar la marca y dar algo nuevo al público: unas zapatillas bajas con un buen nombre por bandera.

A priori el dato del modelo puede parecer casi una tontería, pero el nivel de ventas de las pocas zapatillas "bajas" de Adidas era escaso en gran parte debido a que todos los grandes modelos de los jugadores que lideraban la marca tenían el típico aspecto de zapatilla alta, muy resentidas en ventas por las lesiones de Rose y los problemas de numerosos jugadores. Es decir, Harden aportará a Adidas ese doble factor determinante en la lucha por el mercado estadounidense: variedad y representación.

Adidas volverá a la carga con Harden a partir del 1 de octubre y no sería de extrañar que apostasen fuerte por un modelo moderno con el que tratar de recuperar su inversión lo antes posible y superar los pobres datos de ventas del 2014, con alrededor de 50 millones de dólares en ventas entre todos sus grandes modelos, buscando además recuperar su segundo puesto en detrimento de Under Armour, mientras que Nike continuará siendo el gran líder manteniendo a su trío de reyes.