
Si hay algo de lo que Steve Ballmer, ex número dos de Microsoft, va sobrado además de confianza en sí mismo, es de dinero. El magnate de la informática compró Los Angeles Clippers en verano de 2014 por la cifra récord de 2.000 millones de dólares, y no lo hizo en vano para seguir con la tradición de no competir por objetivos ambiciosos, si no que desea alzar a su franquicia a lo más alto, cueste lo que cueste.
El dueño de los Clippers ha reiterado en una entrevista con FOX Business Network su deseo de seguir cambiando la cultura perdedora presente en la organización durante tantos años y convertirla en un equipo de la élite al que todos respeten por sus éxitos. Ballmer ha confirmado que no le importará perder dinero durante algunos años, asegurando que asumirá las pérdidas con gusto siempre que ello les permita conseguir campeonatos y competir con los mejores de la liga.
Ballmer asegura que su filosofía, que tantos éxitos le ha dado en el mundo empresarial, no contempla el corto plazo, y que su mirada va mucho más allá del momento presente. El multimillonario desmiente que tenga intención de vender su equipo y mantiene que no se arrepiente de la gran inversión que hizo en un principio, prometiendo que tratará de fichar a los mejores jugadores al precio que sea necesario, incluso confirma que no le importaría pagar el impuesto de lujo si es necesario.
Este verano los Clippers tendrán que hacer frente a la renovación de Chris Paul y Blake Griffin, quienes acaban contrato y saldrán a la agencia libre. Si Ballmer cumple con su palabra tratará de apoyar la continuidad de los dos.