
Son tiempos en los que merece la pena echar la vista atrás para darnos cuenta de dónde hemos llegado. El baloncesto está en constante evolución, pero solo puede entenderse en su plena magnitud repasando epopeyas como las vividas en la final de la Recopa 1989 que enfrentó al Real Madrid contra el Juventus Caserta. Esta competición europea era la segunda en importancia del Viejo Continente, por detrás de la Copa de Europa, y reunía a los campeones de las copas nacionales. Comúnmente conocida como Copa Saporta, se mantuvo hasta 2002 aunque siempre se recordará por un partido. Un partido que lo cambió todo en Europa, en el Real Madrid y en este deporte, con un triunfo memorable por 117-113 en el que Drazen Petrovic acabó con 62 puntos.
El equipo blanco contaba con una plantilla de ensueño. Dirigidos por Lolo Sáinz, la acumulación de talento pugnaba por dejar en segundo plano las rencillas permanentes entre Drazen Petrovic y el sólido núcleo que se había formado en torneo a Fernando Martín, Chechu Biriukov, Johnny Rogers y Fernando Romay. El archienemigo se había unido a la causa y muchos le acusaban de tener en el Madrid una plataforma para lucimiento personal, pecando de egoísmo. Las máximas cotas de exhibicionismo del serbio, que poco después abandonaría España repentinamente para marcharse a la NBA, se alcanzaron en este encuentro.
Tras un torneo plácido para los merengues, ganando en octavos al Glasgow Rangers, pasando la fase de grupos con una sola derrota y habiendo eliminado a la Cibona de Zagreb en semifinales con un partido de vuelta absolutamente impresionante (119-92), se presentaban en la gran final disputada en Atenas ávidos de gloria. Lolo Sáinz hacía equilibrios para mantener el vestuario calmado y en el descanso exigió a Petrovic que asumiera más protagonismo en ataque. Fue dinamita para la dinámica del colectivo, pero supuso despertar al genio de Sibenik que terminó el encuentro con la friolera de 62 puntos. Hubo emoción a raudales, llegándose a la prórroga después de que el Madrid gozara de una máxima renta de 12 puntos (85-73). Una defensa en zona del Juventus Caserta, con Nando Gentile (34 puntos) y Óscar Schmidt (44 puntos) como grandes estrellas en ataque, equilibró el encuentro y lo llevó a la prórroga.
Drazen monopolizó los ataque de su equipo, para enfado de jugadores merengues, en especial, Fernando Martín. El pívot español se puso el mono de trabajo en la prórroga fue clave para el triunfo final, con cuatro puntos y grandes acciones defensivas. El partido finalizó con 117-113, el éxtasis de Petrovic y una alegría muy contenida del resto del equipo. "Fue la Recopa de Petrovic, no del Madrid", señalaron tiempos después los integrantes de la plantilla. Biriukov y Rogers, con 20 y 14 puntos, secundaron la hazaña del croata, que hizo morder el polvo a un conjunto italiano con Agnello y Glushko secundando a las grandes estrellas anteriormente mencionadas.
Los porcentajes de Drazen Petrovic hablan a las claras del nivel de su partido: 12/14 en tiros de dos, 8/16 en triples y 14/15 en tiros libres. Estuvo a punto de perder el partido en la última jugada del tiempo regular por su acaparación de protagonismo, pero el triunfo final le encumbró a la categoría de mito, allanando mucho el terreno para llegar a la NBA. El Real Madrid vs Juventus Caserta de la Recopa 1989 fue uno de esos encuentros que permanecen en la memoria colectiva de este deporte y que es preciso rememorar cada cierto tiempo. Nunca un jugador ha cuajado una actuación tan estelar en una final europea como el serbio en aquella ocasión, y pocas veces una aglomeración de estrellas como la que se disfrutó en Atenas aquella mítica noche del 14 de marzo de 1989.