Miami Heat transmite sensaciones de poderío ante Pelicans (111-98)

El éxito de Miami Heat la pasada temporada no fue ninguna casualidad. Con esa máxima afronta la franquicia de Pat Riley una temporada en la que buscan consolidarse como un firme candidato a la lucha por el anillo y poner de manifiesto que pueden reeditar su título de Conferencia Este. En la apertura de la memorable jornada navideña que brinda la NBA en este 2020, el equipo de Jimmy Butler se impuso a unos New Orleans Pelicans excesivamente dependientes de Zion Williamson. Los de Louisiana siguen sin encontrar la solvencia necesaria como para que todas las piezas del equipo funcionen a la perfección, y decepcionó especialmente el papel de Eric Bledsoe. El partido terminó 111 - 98.

Hubo fluidez anotadora desde el primer cuarto, con un Spoelstra que parece tener clara la necesidad de dar muchos minutos a Herro y Robinson, coincidiendo ambos en la cancha en muchos momentos y ofreciendo espacio en la pintura a Adebayo y Butler. Se abrió una brecha importante en el marcador en el segundo parcial, merced a los seis triples anotados por un Robinson tremendamente inspirado. Hay cemento armado que ensambla este equipo, con Meyers Leonard trabajando bien en la pintura y los veteranos André Iguodala y Avery Bradley ofreciendo minutos de calidad desde el banquillo, especialmente en defensa.

Zion Williamson acabó con 32 puntos y 14 rebotes

Decepcionó sobremanera el ritmo de juego de unos Pelicans que abusaron del potencial de Zion, empeñado en jugarse muchas bolas y sin tener la paciencia necesaria para que Ingram, Reddick y Hart tuvieran protagonismo. La idea de que Steven Adams cope la pintura mientras Williamson está en la cancha parece que debe ser muy depurada por Stan Van Gundy. El gran problema vino desde la posición de base, con Lonzo Ball y Eric Bledsoe faltos de argumentos en la dirección de juego. Hubo conato de reacción en la segunda mitad, pero Miami Heat cerró el partido con enorme solvencia y consigue así su primera victoria de la temporada, ante unos New Orleans Pelicans en los que Willy Hernangómez no jugó ni un minuto.