La genialidad más absoluta puede ser concebida como un error en primera instancia. Eso es lo que podría ocurrir con las maniobras llevadas a cabo por Michael Jordan este pasado verano, apostando por LaMelo Ball en el Draft a pesar de ciertas dudas que había en torno a él en lo baloncestístico y ofreciendo una cantidad desorbitada de dinero a Gordon Hayward, un jugador que parecía haber dejado atrás su mejor momento. Sin embargo, el excelso rendimiento de ambos y la atención mediática desprendida por el avance baloncestístico inexorable del mediano de los Ball, ha hecho que Charlotte Hornets adquiera un protagonismo especial en esta NBA y que muchos reconsideren su postura sobreJordan como propietario.
Se recrudecieron las suspicacias por estos movimientos debido, en gran parte, a lo incomprensible que fue hace años que Jordan dejara escapar a Kemba Walker, un hombre que se había entregado en cuerpo y alma a esta franquicia. El hecho de ser un mercado pequeño dificulta mucho poder atraer a estrellas de la liga, por lo que ver cómo Kemba se iba desesperó a muchos. Tras una temporada sin aspiraciones, sobrepagar a Hayward y renunciar a jugadores más hechos del Draft para elegir a Ball fue juzgado de manera sumarísima. Pero el potencial de LaMelo es innegable y generar repercusión mediática para una franquicia como Hornets es tremendamente importante.
Gordon Hayward está mostrándose letal en ataque
Capítulo aparte merece el rendimiento de un Gordon Hayward que está demostrando su valía cuando las lesiones le dejan. Posiblemente se esté pagando muchísimo dinereo al escolta de 30 años, pero esto es algo que debería haberse hecho con cualquier otro jugador y Gordon puede crecerse en un ecosistema como este, sin excesiva presión competitiva y con la posibilidad de ser el líder del equipo y redimirse de los malos tragos vividos últimamente. Promedia un 50,3% en tiros de campo, 40,4% en triples y 22,5 puntos por partido, unos números que refuerzan a Michael Jordan sus decisiones como propietarios de Charlotte Hornets.