Los jugadores NBA siempre atizan antes que celebran. Ya lo hizo Klay Thompson nada más sentarse en la sala de prensa tras ganar las Finales, pegándole un palo tremendo a Jaren Jackson Jr. Ayer, la frase más comentada de Stephen Curry durante la celebración del séptimo anillo de Golden State Warriors por las calles de San Francisco fue la siguiente: "¿Qué van a decir ahora?".
Habría que preguntarle a Don Stephen a quién se refiere. Porque los Warriors eran favoritos el pasado verano para ganar el anillo. Porque la opinión mayoritaria de la prensa, los fans, los jugadores, las casas de apuestas era clara: tenían muchas opciones de volver a ganar. De hecho, durante los dos años que han pasado con lesionados sin opciones al título, nunca se les ha enterrado. Siempre se ha publicado que en cuanto volviera Klay iban a volver a competir. Pagar facturas se ha puesto de moda en el deporte profesional y es triste. Es un mal ejemplo para los jóvenes.