La pasada campaña quedará para el recuerdo de Kevin Durant como la más oscura de su carrera hasta ahora con hasta tres operaciones sólo un año después de ser elegido MVP de la NBA.
Lo interesante es que, como el mismo Durant revela ahora, la última de sus operaciones se produjo por culpa de una segunda fractura en su pie, aunque no ha especificado si por una recaída o por simple mala suerte. El alero de los Thunder desvela así el secreto en el que había estado envuelta esta operación, catalogada por la franquicia como "dolor persistente".
"Había una grieta ahí de nuevo. Le metieron algo de injerto óseo y lo pegaron en la parte superior de la zona. Sanó en un par de semanas, pero luego pegaron algo más ahí sólo para alisar hacia fuera y asegurarse de que era grueso. Hicieron un montón."
Este injerto óseo no está exento de polémica pues Durant utilizó un material para promover un mayor crecimiento óseo que no está aprobado por la FDA (Food and Drug Administration). El objetivo de este injerto era conseguir una mayor resistencia y protección ante el sobrecrecimiento del hueso aunque con unos plazos de recuperación mayores con el objetivo de que el MVP de la temporada 2013/14 vuelva a la competición en las mejores condiciones posibles.
