
Los Sacramento Kings atraviesan un momento de definición. Hace apenas dos temporadas eran la sensación de la liga con el fenómeno del “light the beam”, logrando el tercer puesto en el Oeste con 48 victorias. Sin embargo, el brillo se apagó pronto. El curso pasado se desplomaron a un 40-42 que los dejó fuera de playoffs tras caer en el play-in. Hoy, las casas de apuestas apenas les proyectan 35 triunfos y los ubican como un equipo de frontera. Lo que fue un relato de resurrección ahora suena a advertencia. La inercia positiva desapareció, pero no así la urgencia.
Desde que traspasaron a DeMarcus Cousins en 2017, los Kings no han encontrado un verdadero ancla en la pintura. Domantas Sabonis ha sido lo más cercano a ello, con un currículum que incluye dos Juegos de Estrellas, un All-NBA y votos a MVP y Defensor del Año en 2024. Sin embargo, su naturaleza es la de un ala-pívot, no un cinco puro. Su brillantez ofensiva no alcanza para disimular el déficit más evidente del equipo: la protección del aro.
El año pasado, Sacramento se ubicó 17º en defensa del aro y 22º en rating defensivo global, una grieta demasiado profunda para compensar incluso con un ataque top-7 liderado por DeMar DeRozan, Zach LaVine y Malik Monk. En este contexto, la necesidad es evidente. El quinteto proyectado carece de techo defensivo y solo la incorporación de un protector de aro podría equilibrar la balanza. Para conseguirlo, la franquicia deberá enfrentar una verdad incómoda: poner en el mercado a Keegan Murray, elegido cuarto en el draft de 2022.
El alero irrumpió como un tirador de élite, con un 41% desde el perímetro en su año de novato, pero su impacto decayó la temporada pasada, bajando al 34% y viendo reducido su protagonismo en la rotación. Aun así, su perfil de alero versátil, con tiro, rebote y contrato de escala rookie, lo convierte en una pieza sumamente atractiva para cualquier contendiente.
Posibles opciones en el mercado
El capital de draft intacto y los salarios disponibles le permiten a Sacramento armar un paquete competitivo, y los nombres de Jarrett Allen en Cleveland y Daniel Gafford en Dallas aparecen como opciones realistas. Allen es ya un protector de élite, mientras que Gafford, aunque menos probado, ha mostrado un potencial creciente cerca del aro. Ambos encajarían en las necesidades inmediatas del equipo y darían a Sabonis el complemento ideal.
La conclusión es clara: los Kings no pueden permitirse la pasividad. En un Oeste plagado de profundidad y superestrellas, quedarse con un núcleo desequilibrado equivale a condenarse a la irrelevancia. Traspasar a Murray podría doler, pero el momento de tomar decisiones duras ha llegado. El futuro de Sacramento dependerá de si está dispuesto a sacrificar a su prometedor alero en busca del ancla defensiva que tanto necesita.