
A pesar de las turbulencias que está atravesando el organigrama de los New York Knicks, sumidos en un desastre deportivo del que muchos culpan al presidente de operaciones, Phil Jackson, todavía hay algunos creyentes que miran al futuro a corto y medio plazo con esperanzas y optimismo.
Como ya sabréis a estas alturas, El Maestro Zen quiere a Carmelo Anthony fuera del equipo, y solo la cláusula que hay en su contrato por la que puede vetar cualquier traspaso ha impedido su salida, algo que Jackson desea desde hace varios meses y que recientemente ha llegado a manifestar en declaraciones públicas. Este conflicto entre directivo y jugador ha afectado negativamente al vestuario durante buena parte de la temporada, tal y como han reconocido varios pesos pesados dentro del vestuario, quienes también se han ido alejando del presidente.
La pregunta ahora es si Jackson y Melo pueden volver a confiar el uno en el otro sin que ninguno de los dos tenga que salir de la organización. La cuestión es si pueden solucionar sus diferencias y volver a trabajar juntos algún día. Kobe Bryant ha respondido a esta pregunta, y lo ha hecho afirmativamente en declaraciones al New York Post.
Bryant cree que si los dos consiguen ser pacientes, el proyecto puede florecer, y ello afianzaría su relación profesional, aunque reconoce que él solo trató con Jackson como entrenador (la pregunta de quién tenía más influencia entre los propietarios durante su convivencia en el equipo daría para un libro) y no como directivo con todo el poder.
La leyenda de los Lakers tuvo que lidiar con el carácter de Jackson durante dos largas etapas de su carrera como jugador, y como ambos han reconocido en varias ocasiones, su relación pasó por varios altibajos importantes, y algunos de ellos parecían sin vuelta atrás. Kobe y Jackson fueron irreconciliables, pero los dos pudieron volver a trabajar juntos uniendo sus fuerzas en otro proyecto ganador que trajo dos anillos más a las vitrinas de Oro y Púrpura.
Jackson quiso traspasar a Kobe en alguna ocasión, llegando a decir que era un jugador imposible de entrenar. Sin embargo el tiempo y sobretodo los cinco campeonatos conquistados, pudieron cerrar las heridas y forjar una relación de respeto y admiración mutua de la que ambos se enorgullecen.
En el caso de Anthony, parece que el desenlace de este conflicto tendrá lugar mucho antes de que comience la próxima temporada.