
La NBA no tardó en tomar medidas después de que Paul George, estrella de Los Angeles Clippers, expresara su descontento con el arbitraje tras la derrota de su equipo ante Denver Nuggets. El jueves, la liga anunció una multa de 35.000 dólares para el jugador por sus comentarios considerados como críticas severas a los árbitros.
En el partido del martes, donde George anotó 35 puntos en la ajustada derrota por 111-108, el jugador no dudó en señalar directamente a los árbitros como factor determinante en el resultado del juego. "Creo que jugamos muy bien. Es duro, la adversidad de jugar contra los árbitros", comentó George después del encuentro. "Creo que fueron horribles, pero es verdad que contra los defensores del título tenemos que jugar mejor. Tantas veces me golpearon en los lanzamientos. Fue constante. Tiros en suspensión, me golpeaban, me daban en el antebrazo. Fue un mal trabajo de los árbitros".
Estas críticas no pasaron desapercibidas para la NBA, que emitió la multa de 35.000 dólares. La liga ha establecido políticas claras sobre las declaraciones de los jugadores respecto a los árbitros, enfatizando la importancia de mantener el respeto y la integridad en el juego.
La postura de George refleja la frustración que los jugadores a veces sienten en situaciones de arbitraje controvertidas. Sin embargo, la liga, en su afán de mantener la imagen y la credibilidad del juego, toma medidas disciplinarias cuando considera que los comentarios cruzan ciertos límites.
Un error grave de la NBA
También es cierto que la NBA está tomando un camino peligroso con las nuevas normas establecidas para esta temporada. Por ejemplo, la ridícula sanción de una técnica para el jugador que se cuelgue del aro tras un mate. Además de matar el espectáculo que debería reinar en una competición que se nutre del propio espectáculo, en muchas ocasiones los jugadores se cuelgan para no sufrir daño al caer, y ya van varias ocasiones en las que la indecencia ha hecho acto de presencia por culpa de los árbitros.