
Para salir campeón de la NBA es preciso vencer a los mejores equipos de la competición y demostrar el carácter competitivo en momentos complicados. New York Knicks sigue caminando por inercia esta campaña, mostrando un rendimiento defensivo que no despega, solventando con firmeza sus duelos ante rivales menores debido al talento de la plantilla, pero claudicando irremisiblemente ante los grandes.
Resulta complicado confiar en un equipo que acumula derrotas casi en cada partido en que se enfrenta a un serio aspirante al anillo. New York Knicks ha perdido algo de su identidad, atesorando un gran conglomerado de jugadores, pero sin mostrar una cohesión real entre ellas. Contar en la plantilla con hombres como Hart, Bridges o Anunoby no parece compatible con figurar en el 17º puesto de toda la NBA en cuanto a rating defensivo se refiere.
La temporada está ya avanzada y las desapariciones esporádicas por lesión de Brunson y Towns, así como su falta de regularidad, generan un poso de desconfianza en los de Thibodeau. Los más optimistas creen que, al no estar necesitados de urgencias competitivas para asegurar la tercera plaza, New York Knicks está racionando esfuerzos y subirá su nivel en playoffs. Sin embargo, no haber ganado ni un partido a Celtics, Thunder, Cavs y Lakers en lo que va de temporada, es señal evidente de sus problemas.