Si algún componente de la plantilla de los Lakers tenía pensado discutir la afirmación en la que Kobe Bryant sugirió que ninguno de ellos está preparado para recoger su testigo cuando se retire, deberá pensarlo nuevamente dos veces después del sonrojante varapalo sufrido esta madrugada en Salt Lake City.
Los Jazz propiciaron a los Lakers una paliza de proporciones bíblicas tras cerrar su 37ª victoria de la temporada por un contundente 123-75. Este margen de 48 puntos supone igualar la peor derrota en la historia de la franquicia oro y púrpura, y, a su vez, el triunfo más amplio para los de Utah.
El quinteto inicial de los Lakers firmó un desesperante y paupérrimo acierto del 25.3% en tiros de campo y tan solo Jordan Clarkson, con 12 puntos, pudo alcanzar los dobles dígitos en anotación. Aún así, fue Lou Williams, desde la segunda unidad, el que lideró la ofensiva angelina con 16 puntos. Kobe Bryant firmó una de sus peores actuaciones en la NBA tras anotar únicamente un lanzamiento de los once que intentó para finalizar el encuentro con cinco puntos.
Y todo ello en el cumpleaños de Byron Scott, quien, posiblemente, haya recibido el regalo más amargo en su carrera como entrenador.
Por su parte, Rodney Hood fue el principal baluarte de su equipo con 30 puntos, en una victoria que permite a los Jazz (37-37) mantener la séptima posición en la Conferencia Oeste.