
La alegría inicial al saber que la NBA podrá terminar la competición va tornando en incertidumbre, miedo e incluso animadversión en el seno de la liga. El esfuerzo titánico realizado por Adam Silver y todo su equipo de trabajo para poder garantizar el desarrollo de la competición en esa especie de burbuja planteada en Orlando, es vista con ciertas suspicacias por parte de algunos profesionales. Todos los participantes tendrán que estar aislados del mundo exterior durante, al menos, siete semanas, ya que no podrá haber contacto con familiares hasta después de la primera ronda de playoffs, tal y como informa ESPN.
Si bien es cierto que ninguno de los 22 equipos ha solicitado la baja, desde la Asociación de Jugadores ya se han recibido numerosos mensajes de jugadores que tienen dudas acerca de la idoneidad de acogerse a este modelo competitivo y no esconden cierto miedo a un contagio y al aislamiento social que tendrán que afrontar. Es por ello por lo que la NBA ha puesto en marcha un programa con el que se les permitirá a todos aquellos que lo deseen, quedarse en casa y renunciar a competir con sus equipos, sin ningún tipo de medida disciplinaria, más allá de la pérdida del sueldo correspondiente a los partidos que se pierdan.
La agitada situación sociopolítica que vive el país también ha despertado el recelo en muchos jugadores, que no quieren abandonar la lucha en un momento vital como éste y que temen no poder adaptarse bien a las muchas restricciones que habrían de cumplir en las instalaciones de Disney World, en Orlando. Los equipos tendrán cubiertas las espaldas ya que si alguno de sus jugadores finalmente renunciar a competir, podrán incorporar un agente libre para sustituirle, al igual que ocurriría en caso de lesión o positivo por coronavirus. Se trabaja a destajo desde la gerencia de la liga para establecer un protocolo sanitario claro que pueda borrar las dudas de los más reticentes a asumir el riesgo de jugar.